Glucosamina, suplemento para las articulaciones

Glucosamina

El sulfato de glucosamina es un precursor de los glucosaminoglucanos, el segundo componente de los cartílagos, los tendones y los ligamentos después del colágeno.

Nuestro cuerpo produce naturalmente glucosamina a partir de un azúcar y un aminoácido: la glutamina.

La hipótesis que defiende la utilización de glucosamina como suplemento es que la producción endógena (la que produce el propio cuerpo) sería demasiado débil para cubrir nuestras necesidades cuando se maltratan las articulaciones con esfuerzos repetidos.

Como actúa la glucosamina

En laboratorio y tubo de ensayo, la glucosamina es capaz de estimular la fabricación de cartílago articular inhibiendo su degradación.

También podría favorecer la producción de ácido hialurónico, un lubrificante y un «nutriente» articular mayor.

En el ámbito médico, la glucosamina se utiliza especialmente para aliviar la artritis (inflamación de las articulaciones).

Glucosamina, estudios científicos

En una compilación reciente de numerosos estudios científicos, Poolsup (2005) afirmó que la glucosamina retrasa la progresión de la artritis y reduce el dolor asociado facilitando la movilidad articular. La glucosamina no causa más efectos secundarios que un placebo.

Artritis:

Uno de los estudios más importantes comparó la eficacia de una ingesta diaria única de 1.500 mg de glucosamina con la de un placebo durante tres años en más de doscientos pacientes que padecían artritis en la rodilla (Reginster, 2001). Gracias a la glucosamina, los parámetros subjetivos de dolor y movilidad mejoraron un 24%, mientras que en el grupo placebo se observó un deterioro del 9%.

También se midieron parámetros más objetivos como la amplitud del espacio interarticular. Cuanto menor fue este, más degeneración se produjo en la articulación y el cartílago. Finalmente, el hueso acaba chocando contra la articulación. Con el placebo, este espacio se redujo una media de 0,31 mm en tres años, pero resultó ser prácticamente estable (pérdida de tan sólo 0,06 mm) en el grupo que tomó glucosamina. Con el placebo, el 30% de los sujetos experimentaron una importante regresión del espacio interarticular (pérdida superior a 0,5 mm). Éste fue el caso para menos de la mitad en el grupo de la glucosamina.

Dolor de Espalda:

La eficacia de la glucosamina también fue evaluada para combatir el «dolor de espalda» (Tant, 2006). Durante doce semanas, un grupo de personas sedentarias con problemas de espalda tomaron glucosamina. Ocho de los diecisiete usuarios de glucosamina constataron que su calidad de vida había mejorado. Si bien algunos estudios muestran la eficacia de la glucosamina, no sucede en todos los casos.

Estas variaciones de los efectos de la glucosamina probablemente se expliquen por las dificultades para aumentar los niveles intraarticulares de glucosamina tras una ingesta oral (Biggee, 2006). A pesar de que la absorción de la glucosamina es de un 90%, solamente se encuentra un 0,4% a nivel de la articulación.

Para paliar este problema, existen cremas de glucosamina a su disposición. Durante ocho semanas, un grupo de pacientes que padecía artritis en la rodilla se aplicaron una crema compuesta de glucosamina + condroitina + alcanfor o un placebo (Cohen, 2003). Se observó una disminución global del dolor en el transcurso de las diversas semanas gracias a la crema. Esta reducción fue el doble de importante que con el placebo.

Glucosamina en el deportista

En el universo del deporte, la glucosamina, así como muchos suplementos de los que hablaremos, se utilizaron primero a gran escala en caballos de carrera. Luego, se expandió su uso a los humanos. La ingesta de glucosamina surgió con la extrapolación de sus efectos positivos a personas que sufrían artritis, pero nada nos indica que los mecanismos de degradación articular que provoca la artritis sean los mismos que los que sufren los deportistas.

Sin embargo, si la glucosamina reduce la degeneración articular asociada al envejecimiento, ¿no será también susceptible de proteger el cartílago dañado por la repetición de un mismo gesto? Si bien esta proposición parece razonable, los estudios científicos que confirman la eficacia de la glucosamina (así como de la mayor parte de los demás «protectores articulares») no lo hacen con el atleta.

Solamente un estudio con un grupo de militares que padecían dolor de rodilla o espalda mostró que la ingesta de 1,5 g de glucosamina + 1,2 g de condroitina durante dieciséis semanas redujo el dolor asociado a estos trastornos (Leffler, 1999). Aun así, esta mejora de los síntomas no se tradujo en un aumento del rendimiento físico.

¿Cómo tomar la glucosamina?

Muchos deportistas no empiezan a preocuparse por sus articulaciones hasta que el dolor está bien instalado, pero la acción de la glucosamina no aparece hasta transcurridas varias semanas o meses de su utilización. Por lo tanto, la glucosamina no será muy eficaz para paliar rápidamente el dolor.

Tal como sugieren las investigaciones, la glucosamina es más eficaz previniendo la degradación del cartílago articular que reconstituyendo lo que ya ha sido destruido. Así, pues, parece importante no esperar a tener problemas para empezar a preocuparse de las articulaciones. Parece más juicioso utilizar esta sustancia como suplemento preventivo para evitar problemas que no utilizarla para acelerar la recuperación articular. La utilización de glucosa mina podrá estar asociada al volumen de entrenamiento; su utilización se prolongará el tiempo que las articulaciones sean tratadas duramente.

Existen varias formas de glucosamina. Las más utilizadas son el sulfato de glucosamina y la N-acetil-glucosamina. Según Hoffer (2001), se dará prioridad al sulfato de glucosamina, pues el sulfato explica algunos de los efectos de la glucosamina.

Las investigaciones realizadas para combatir la artritis utilizan frecuentemente dosis de 1.500 mg de glucosamina al día. Lo ideal es utilizarla en tres tomas cotidianas de 500 mg. Se trata también de la dosis aconsejada a los deportistas sin que haya sido probada científicamente.

ESTUDIOS CITADOS

Biggee B.A .. et al. Low leve Is of human serum glucosamine alter ingestion of glucosamine sulphate relative to capability for peripheral effectiveness. Ann Rheum Dis. 2006 Feb; 65(2):222-6.

Cohen M., et al. A randomized, double blind, placebo controlled trial of a topical cream containing glucosamine sulfate, chondroitin sulfate, and camphor far osteoarthritis of the knee. J Rheumatol. 2003 Mar; 30(3):523-8.

Hoffer L.J., et al. Sulfate could mediate the therapeutic effect of glucosamine sulfate. Metabolism. 2001 Jul ; 50(7):767-70.

Leffler C.T .. et al. Glucosamine, chondroitin, and manganese ascorbate for degenerative joint disease of the knee or low back: a randomized, double-blind, placebo-controlled pilot study. Mil Med. 1999 Feb ; 164(2):85-91.

Poolsup N., et al. Glucosamine long-te rm treatment and the progression of knee osteoarthritis: systematic review of randomized controlled tria Is. Ann Pharmacother. 2005 Jun; 39(6):1080-7.

Reginster J.Y .. et al. Long-term effects of glucosamine sulphate on osteoarthritis progression: a randomised, placebo-controlled clinical tria l. Lancet2001Jan27; 357: 251-56.

Tant L., et al. Open-label, randomized, controlled pilot study of the effects of a glucosamine complex on Low back pain. Current Therapeutic Research. 2005 Nov-Dec; 66(6):511-521.

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