
Para sacarle el máximo partido a las grasas que consumes, asegúrate de que provienen de las fuentes correctas. Busca las grasas monoinsaturadas y polinsaturadas y evita las saturadas y transaturadas.
Las grasas saturadas no son una parte esencial de la dieta, ya que el cuerpo humano puede producirlas por si mismo. Los expertos coinciden en que solo deberían constituir un 10% del total de las grasas dietéticas que se consuman cada día.
Evita su uso o limita el consumo de estos alimentos o de los que estén preparados con ellos a momentos puntuales. Los expertos recomiendan que nunca se debería superar el 5% del total de calorías procedentes de las grasas saturadas.
Buenas fuentes de grasa
GRASAS MONOSATURADAS | GRASAS POLIINSATURADAS |
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Aceite de oliva | Aceite de hígado de bacalao |
Frutos secos | Semillas de lino |
Aceite de girasol | Pescado blanco |
Semillas de sésamo | Aceite de sésamo |
Aceite de cacahuete | Salmón |
Aguacates | Sardinas |
Aceite de soja | Arenques |
Malas fuentes de grasa
GRASAS SATURADAS | GRASAS TRANSATURADAS |
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Ternera grasa | Fritos |
Mantequilla | bollería industrial |
Aceite de coco | donuts |
Yemas de huevo | galletitas |
Productos lácteos enteros | snacks |
Manteca | |
Aceite de palma |