Alimentos funcionales, ¿Son necesarios?

Alimentos funcionales

Algunos alimentos funcionales tienen verdaderos efectos positivos sobre nuestra salud pero muchos otros tienen suplementos tan escuetos que es prácticamente imposible que lleguemos nunca a disfrutar de sus beneficios, conócelos y aprende a distinguirlos.

¿Que son los alimentos funcionales?

Los alimentos funcionales son, según el estudio de la Comunidad de Madrid «Funcionales, aproximación a una nueva alimentación», aquéllos alimentos que proporcionan un efecto beneficioso para la salud más allá de su valor nutricional básico.

No constituyen un grupo de alimentos como tal, sino que resultan de la adiciónsustitución o eliminación de ciertos componentes a los alimentos habituales, si bien en un concepto amplio de alimento funcional se incluyen no sólo los productos manufacturados, sino también ciertos alimentos tradicionales (aceite de oliva, tomate, legumbres, etc.) que contienen componentes con «otras propiedades» beneficiosas para la salud que los avances científicos van descubriendo, más allá de las conocidas desde el punto de vista nutricional clásico.

¿Existe la dieta funcional?

Una vez definido de lo que hablamos, la siguiente cuestión sería preguntarse si son necesarios en nuestra alimentación, y yendo aún más allá, si existen alimentos que no sean funcionales, porque realmente casi cualquier cosa que nos llevemos a la boca tendría efectos beneficiosos para el organismo siempre y cuando sepamos mantener una cierta mesura en su consumo.

Las manzanas son fantásticas para la salud, pero comer un kilo de manzanas al día traería consigo una dieta pobre en proteínas, grasas y ciertas vitaminas y minerales imprescindibles para la vida.

La dieta mediterránea, por ejemplo, cuenta con características funcionales bien conocidas, desde las grasas saludables del aceite de oliva, los polifenoles del vino tinto o los aceites grasos omega 3 del pescado azul, por ejemplo.

Entonces, ¿dónde está el problema? Si ya tomamos alimentos funcionales con la dieta diaria, ¿para qué tomar más alimentos enriquecidos con estos nutrientes?

Pues hay dos razones fundamentales: por un lado, el hecho de que una parte de la fisiología de nuestro cuerpo -fruto de la evolución social– ha adoptado costumbres alimentarias poco saludables que pueden contrarrestarse con el consumo de alimentos funcionales.

Por otro, y quizá lo más importante, porque los cambios sociales surgidos en los últimos tiempos -principalmente la incorporación de las mujeres al trabajo fuera de casa y al poco tiempo de que se dispone para comer- han hecho que nuestra alimentación sea desequilibrada y nuestra nutrición deficiente.

¿Nutracéuticos o funcionales?

En muchas ocasiones hemos oído hablar de alimentos funcionales y sustancias nutracéuticas como si fueran los mismo, cuando en realidad no lo son.

Para los expertos un alimento nutraceutico es aquel que contiene algunos componentes alimenticios, más o menos aislados pero no se trata de un alimento de consumo ordinario en la dieta corriente, sino más bien de uso temporal o esporádico.

Nutracéuticos serían por ejemplo, las vitaminas antioxidantes o las isoflavonas de soja presentadas en forma de comprimidos, mientras que un alimento funcional sería un producto en formato habitual (leche, pan,cereales,etc)  al que se le ha añadido un ingrediente (isoflavonas u omega 3, por ejemplo) o se ha modificado su composición.

La pregunta que uno puede hacerse es si con la llegada de estos nuevos productos no estará en peligro la alimentación tradicional. Y la respuesta es no, porque muchos de los productos que consumimos diariamente son funcionales o contienen nutracéuticos de forma natural. Este sería el caso del aceite de oliva, los tomates o el pescado azul con alto contenido en ácidos grasos omega 3.

Por eso los expertos auguran que el desarrollo de estas técnicas no supondrá la desaparición de la alimentación tradicional tal y como la conocemos hoy, aunque lo probable es que el número de alimentos funcionales se haya duplicado.

Prebiótico, probiótico y simbiótico

Estos tres términos también son interesantes y los repasaremos brevemente a continuación:

Prebiótico: Es un alimento no digerible que mejora la salud porque fermenta en el colon y estimula el crecimiento o la actividad de un grupo de bacterias a ese nivel, es decir, actúa como nutriente de la flora intestinal de modo que se puede considerar que el prebiótico es el alimento de la flora gastrointestinal, porque de él se nutren las bífido-bacterias y lactobacilos. El prebiótico también sirve de nutriente de los probióticos.

Probióticos: Son microorganismos que sobreviven a la digestión normal y llegan vivos al colon, donde también tienen un efecto positivo de promoción de salud en el huésped. Restituyen la flora normal alterada por diversas causas.

Simbiótico: Es una combinación de pre y probiótico.

Selección de alimentos funcionales

Entre los muchos alimentos funcionales que encontramos actualmente en el mercado podemos encontrar tratamientos y soluciones para multitud de enfermedades y para casi cualquier paladar: En el cuadro siguiente, elaborado por el Instituto Omega 3, puedes ver:

Leches enriquecidas

  • Con ácidos grasos omega-3. Contribuyen a reducir el riesgo de enfermedad cardiovascular, el riesgo de ciertos tipos de cáncer y mejoran el desarrollo del tejido nervioso y las funciones visuales. Pueden reducir los procesos inflamatorios.
  • Con ácido oleico. Ayudan a reducir la concentración de colesterol en sangre y el riesgo de enfermedad cardiovascular.
  • Con ácido fólico. Pueden disminuir malformaciones en el tubo neural y ayudan a reducir el riesgo de enfermedad cardiovascular.
  • Con calcio. Ayudan al desarrollo de huesos y dientes. Intervienen en la transmisión nerviosa y los movimientos muscu- lares. Pueden prevenir la osteoporosis
  • Con vitaminas A y D. Favorecen la función visual y la absorción del calcio, respectivamente.
  • Con fósforo y cinc. Ayudan al desarrollo de los huesos y mejoran el sistema inmunológico.

Yogures enriquecidos

  • Con calcio.
  • Con vitaminas A y D.

Leches fermentadas

  • Con ácidos grasos omega-3.
  • Con bacterias probióticas. Favorecen el funcionamiento del sistema gastrointestinal y reducen la incidencia y la duración de las diarreas. Mejoran la calidad de la microflora intestinal.

Zumos enriquecidos

Con vitaminas y minerales.

  • Vitaminas A y D: Favorecen la función visual y la absorción
    del calcio.
  • Calcio: Ayudan al desarrollo de los huesos y dientes.
  • Hierro: Facilitan el transporte de oxígeno en la sangre. Pueden prevenir la aparición de anemias.

Cereales fortificados

Con fibra y minerales:

  • Fibra: Ayudan a reducir el riesgo de cáncer de colon. Mejoran la calidad de la microflora intestinal.
  • Hierro: Facilitan el transporte de oxígeno en la sangre. Pueden prevenir la aparición de anemias.

Pan enriquecido

Con ácido fólico. Pueden disminuir malformaciones en el tubo neural y ayudan a reducir el riesgo de enfermedad cardiovascular.

Huevos enriquecidos

Con ácidos omega-3. Pueden reducir el riesgo de enfermedad cardiovascular

Margarinas enriquecidas

Con fitosteroles. Ayudan a disminuir la concentración de colesterol en sangre y el riesgo de enfermedad cardiovascular.

Sal yodada

Con yodo. El yodo facilita la fabricación de hormonas tiroideas, imprescindibles para un desarrollo físico y psíquico normal y evitar disfunciones tiroideas.

Barritas energéticas

Son un gran recurso ocasional al estar elaboradas con cereales y azúcares de fácil absorción que proveen de energía suficiente para evitar hipoglucemias y la aparición de fatiga antes de tiempo.

Las frutas y los cereales integrales permiten que la glucemia se eleve lentamente logrando un índice glucémico inferior, lo cual las convierte en un tentempié ideal para ingerir antes del esfuerzo.

Por otro lado, en poco volumen conseguimos un aporte energético correcto para ingerir previo al ejercicio físico, que junto a los azúcares, proteínas y grasas que poseen pueden brindar nutrientes en forma sostenida durante la actividad física.

A pesar de todos los beneficios, cabe aclarar que los nutrientes difieren según los ingredientes de cada producto y, en algunos casos particulares, el contenido en grasas puede elevarse considerablemente y tener grasas trans (aceite hidrogenado) perjudiciales para la salud.

Debemos por tanto considerar a las barritas como un tentempié que no puede reemplazar comidas completas ni consumirse en exceso, ya que estaríamos logrando una dieta monótona y excesiva en proteínas si se tratara de barritas enriquecidas con aminoácidos.

El deporte, un funcional más

Aunque te parezca increíble, hay expertos que señalan que la práctica regular de ejercicio físico también tiene efectos funcionales. Sin embargo si esta práctica deportiva es muy intensa se producen radicales libres que pueden alterar importantes estructuras biológicas.

En algunas disciplinas deportivas olímpicas, como en la gimnasia, tanto artística como rítmica, pueden existir casos de deportistas que sufran malnutrición, en especial, las chicas tienen un alto riesgo. Dicho estado nutricional deficitario conduce a una menor respuesta inmunitaria y a incrementar los factores inflamatorios.

El ejercicio físico produce un estrés celular agudo que estas deportistas no mitigan o reponen a través de la alimentación, porque al quemarse más calorías se aceleran los procesos oxidativos. En estos casos habría que suplementar la dieta con antioxidantes, mediante frutas y verduras (vitaminas, minerales y antioxidantes).

En todo caso, aparte del deporte de élite, habría que decir que la actividad física moderada refuerza el sistema inmune, ayuda a mantener dentro de la normalidad los perfiles lipídicos y a controlar el peso. Todo ello induce una mejora del estado cardiovascular de la persona.

Precauciones en su consumo

Dicho todo lo cual podríamos afirmar que es sanísimo y muy recomendable el consumo de alimentos funcionales, pero en realidad no siempre es así.

Según un informe de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU):

Los que ayudan a tus defensas: Ayudan más bien poco y cuando se detiene su consumo se acabó el posible efecto.

Los que tienen soja: Según diferentes estudios americanos, la soja es saludable si está acompañada de una dieta baja en grasas saturadas, sodio y colesterol, pero estos alimentos tienen tan poca soja (menos de 2 gr) que su efecto sería despreciable.

Habría que tomar más de 12 yogures diarios, en cuyo caso habría que tener también en cuenta el efecto del resto de los componentes (grasas, azúcares… ), probablemente no tan positivo.

Los que bajan el colesterol o la tensión: Pueden tener algún efecto positivo, pero tomándolos con precaución y siempre que además se siga una dieta adecuada, se haga deporte, etc.

Los enriquecidos nutricionalmente: Las cantidades de nutrientes añadidos (cereales, fruta, verdura) son muy pequeñas, y muy inferiores a las recomendadas.

Los que ayudan a reducir la grasa: Además de que su supuesto efecto es mínimo, especialmente en personas con sobrepeso, obvian que no se reduce el peso corporal y que es necesario hacer dieta.