Las pro-hormonas esteroideas, tales como la androstendiona, norandrostendiona y dehidroepiandrosterona (DHEA) son precursoras o «ladrillos de construcción» de la molécula de testosterona.
Cuando se consumen, éstas se convierten en testosterona dentro del organismo. En teoría, dichos suplementos son un método natural de incrementar los niveles de testosterona. En muchos países, estos productos están legalmente disponibles en el mercado, sin prescripción médica; sin embargo, por motivos de seguridad, esta situación podría cambiar en un futuro próximo.
Las investigaciones indican que una dosis de 300 miligramos de la pro-hormona androstendiona puede incrementar los niveles de testosterona. Sin embargo, este efecto beneficioso para el volumen muscular y la fuerza todavía no está probado. Como he indicado, la dosis recomendada de androstendiona es de 300 miligramos diarios, dado que dosis más bajas no elevan los niveles de testosterona.
Posibles problemas
Las pro-hormonas no están exentas de problemas potenciales. En primer lugar, está el tema de la seguridad. Estudios de investigación de los efectos de la androstendiona sobre varones adultos sanos en dosis diarias de 300 miligramos durante 12 semanas han encontrado que el producto es relativamente seguro. Sin embargo, se ha descrito que éstas producen efectos secundarios similares a los esteroides anabolizantes;
como, por ejemplo, acné. Las pro-hormonas también pueden convertirse en estrógenos, por lo que algunos hombres que las consumen han desarrollado ginecomastia (tejido mamario femenino).
Para las mujeres, hay un riesgo de desarrollar caracteres masculinos (hirsutismo); y en los niños, existe la posibilidad de detención del crecimiento. Un segundo problema se relaciona con los tests de detección de drogas. Si estás tomando pro- hormonas, tu orina puede dar positivo en el test de detección de esteroides anabolizantes (efecto doping).
